Quedamos? Ei!, que Jesús no hace vacaciones y quiere encontrarse contigo también durante el verano!

 

Para pensar …

 

EUCARISTÍA = Punto de encuentro

En el evangelio de hoy, domingo de Corpus Christi, Jesús nos dice: “el que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él”.  Y S. Pablo nos enseña que así como “el pan es uno, nosotros, siendo muchos, formamos un solo cuerpo, pues todos comemos del mismo pan”.

La Eucaristía es punto de encuentro con Dios:

Jesús nos ha dejado el mejor de los regalos, la Eucaristía. Se ha quedado con nosotros para ser nuestro alimento y así “habitar en nosotros y nosotros en él”. Jesús nos dice: “tomad y comed esto es mi carne”. En la eucaristía comulgamos con él: al comerle, nos quita el hambre, nos une a él, nos llena de la gracia, de la vida divina, nos asemejamos a él.

La Eucaristía es punto de encuentro con los hermanos:

Toda la comunidad se reúne el domingo en torno al pan y al vino, escuchamos su Palabra y nos alimentamos con su Pan. Jesús parte el pan y se reparte para la vida de los creyentes. Y les dice: “haced esto en memoria mía”, es decir, haceros pan para los demás, entregaos unos por los otros, quereos unos a otros. En la eucaristía comulgamos con los hermanos.

¿Cuándo nos hacemos pan para los demás?

  • Participando todos los domingos en la Eucaristía con la familia.
  • Ayudando en las lecturas, peticiones, cantos, como acólitos…
  • Preparándote para comulgar a Jesús: dándoos la paz, pidiendo perdón, acercándoos con reverencia. Siéntele vivo en ti y dale gracias.
  • Procurando hacerte “pan para los otros” ayudando, compartiendo, perdonando, acogiendo a todos. No seáis mendrugos (pan seco y duro) sino pan tierno como Jesús, dándote a ti mismo.
  • En vacaciones no te olvides de Jesús, te espera en la eucaristía. Os  está esperando, no le falléis. La eucaristía, el punto de encuentro también en verano.

 

 

Para rezar …

Perdón, Señor Jesús.
porque deseosos de otras cosas
menos valiosas no sabemos apreciarte,
no sabemos valorar este alimento
adecuadamente.

Perdón, Señor Jesús,
porque muchos de los que se dicen cristianos
no se acercan nunca a comerte.
Su alimento son otras cosas;
aunque son de los tuyos, no te conocen bastante todavía.

Gracias por este Pan bajado del cielo.
Ayúdanos, Señor Jesús,
para que comulgando tu Cuerpo,
comulguemos con toda tu Persona:
con tu confianza y fi delidad a Dios,
con tus entrañas de misericordia
ante toda miseria humana,
con tus predilección por los últimos.