Ascensió del Senyor / B / 2018

 

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Lectura espiritual

 

¿Cómo será esto? (Lc 1,34

La primera palabra que María pronuncia no es el sí a Dios ni una adhesión, sino una pregunta: ¿cómo es posible? Gran pregunta. “Tu primera palabra María, te pedimos acojas en el corazón, ¿cómo es posible aún concebir también nosotros a su Verbo?” (David María Turoldo).

Sentirse perplejos o hacer preguntas es un modo de estar ante el Señor con toda la dignidad humana: acepto el misterio, pero al mismo tiempo uso toda mi inteligencia. Digo cuáles son mis caminos y después acepto caminos superiores a mí.

Una acogida acrítica no es verdaderamente digna del hombre y de la mujer, y además puede producir graves daños, porque se hace decir a Dios lo que Dios no dice.

Es reafirmante considerar el mundo, la vida y la persona, incluso el mismo Dios, como sistemas abiertos, como un devenir. En un tiempo quien hacía preguntas y tenía dudas era considerado alguien con poca fe. En cambio a mí me agrada que me digan: padre, hay muchas cosas que no entiendo y tengo que hacer muchas preguntas.

En ninguna parte se ha dicho que la fe granítica sea mejor que la fe minúscula entretejida de preguntas. Basta que sea auténtica, como la que en su pequeñez sigue teniendo necesidad de Dios.

Lo que me da esperanza para el futuro es el continuo aumento de las preguntas en el pueblo cristiano: nadie se contenta con lo que oye decir, con respuestas obvias y de manual; quiere entender, ir más al fondo, hacer propia la fe.

 ¿Había más fe cuando todos se callaban? Creo que es todo lo contrario. Si esto nos cuesta más a nosotros, es también un aleluya, finalmente.

Ahora María, demostrando ser una muchacha concreta, madura, que tiene la sabiduría de la vida, dice: ¿cómo es posible si yo no tengo relaciones sexuales? Palabras que muestran su adecuación al momento y su madurez. No dice: es imposible, sino: ¿cómo será esto?

“No temas, no hay nada imposible para Dios”. Es posible que una virgen engendre; que la palabra vuelva del exilio y no se haga grito, sino vagido de recién nacido; que en la oscuridad de un vientre penetre la luz verdadera.

Y veremos que con Jesús es posible que la mujer pecadora no sea lapidada, sino perdonada; que Lázaro salga después de tres días y sus vendas estén empapadas de las lágrimas de Dios; es posible que el hijo pródigo sea recibido con una fiesta.

Lo imposible es posible: poner la otra mejilla, perdonar setenta veces siete, amar a los enemigos, morir de amor y resucitar. “La vida del creyente solo es comprensible si en ella hay algo de incomprensible”. (Simone Weil).

Es posible encontrar gracia en este mundo de desgracias. Es posible que yo nazca de lo alto y me haga nuevo porque Dios está siempre conmigo.

Y María cree en la posibilidad de lo imposible. Los ángeles siguen volviendo a decirnos esto: que lo imposible se ha vuelto posible.

 

Ermes Ronchi: Las preguntas escuetas del Evangelio