Jesús, quiero tener un corazón limpio, límpiamelo!

Para pensar …

El Evangelio de hoy nos dice varias cosas sobre Jesús que nos debe servir a cada uno de nosotros como grandes consejos para nuestra vida.

El primero de ellos es que debemos estar atentos a los que peor lo están pasando; como hizo Jesús, que se fijó en un leproso. En la época de Jesús a los leprosos se les apartaba de la sociedad, su enfermedad se consideraba muy peligrosa y, para se les mantenía lejos de las personas. Pero Jesús hace justo lo contrario. Se acerca al leproso y le cura. Nosotros debemos seguir los pasos de Jesús, hacer lo que Él nos dice que hagamos con su ejemplo: que estemos cerca de los que sufren, de los que pasan hambre, de los que no tienen hogar, de los que se sienten solos…

Y el leproso al quedar curado, ¿qué hace? Pues no es capaz de guardar el secreto y les cuenta a cuantos puede lo que Jesús ha hecho en él. Nosotros somos cristianos, sentimos que Jesús es para nosotros muy importante. Deberíamos hacer como hace el leproso: salir con alegría y con muchas ganas a decirles a todas las personas que podamos lo importante que es para nosotros ser amigos de Jesús. Debemos animarmos unos a otros y ser capaces de hacer cosas todos juntos. A Jesús se le iban uniendo cada vez más personas; eso es lo que tenemos que intentar nosotros.

  • Piensa una situación de esta semana en la que hayas visto a alguna persona pidiendo limosna en la calle o en situación de necesitar ayuda de los demás.
  • ¿Por qué crees que hay personas que son pobres? ¿Qué debemos hacer los cristianos por estas personas?
  • Piensa un compromiso por el que puedas colaborar en ayudar a las personas que más lo necesitan.

 

 

Para rezar …

¿Dónde están hoy, Señor Jesús,
los leprosos de ahora?
¿Están sólo en los países pobres
o también los hay entre nosotros?
¿Qué actitud adopta la sociedad
ante ellos?
¿Cuál es mi comportamiento?
¿No nos están diciendo estas personas
lo mismo que a Jesús:
“si quieres, si queréis,
podréis curarnos”?
¡Cuántas cosas se solucionarían
con sólo querer!
Porque si de verdad se quiere
se ponen los medios necesarios.
Señor Jesús,
haz que no nos hagamos sordos
ante los gritos de desesperación
y de confianza que se dirigen a nosotros
y pueden llegarnos de cualquier sitio.