Ninguna familia es perfecta. El amor es exigente, aunque no exista alegría más grande. Hay muchas formas de acercarse al ideal de familia cristiana (ver “La alegría del amor” 32-57). Pero todas tienen en común el respeto por el otro y el amor duradero, valores que las convierten en un tesoro a proteger. “Al hablar …
Debe estar conectado para enviar un comentario.