Te damos gracias Padre porque los poderosos quieren gente arrodillada, y tu simplemente quieres nuestra fe, nuestra alegría, nuestra vida feliz.
Te damos gracias Padre porque los poderosos hacen leyes para gobernar y mandar, y u único mandamiento es que nos amemos unos a otros.
Te damos gracias Padre, por acordarte siempre de nosotros, aunque nos olvidemos de ti. Porque no tienes en cuenta nuestros pecados, sino de la fe de la Iglesia. ¡Gracias Padre!