Lectura Espiritual
Hay pocas almas perfectas, porque pocas hay que siguen la dirección del Espíritu Santo. La causa de que se llegue tan tarde o no se acabe nunca de llegar a la perfección, es el seguir casi en todo la naturaleza y el sentido humano, y que apenas se atiende al Espíritu Santo, a quien pertenece ilustrar, dirigir y enfervorizar. (Louis Lallemant).
Pretender llevar una vida de oración fundándonos tan solo en los esfuerzos de la voluntad presenta el riesgo de acabar en formulismo muerto… a menos que esté vivificada por la acción del Espíritu Santo. La letra mata; el espíritu vivifica. Todo cuando permanezca a nivel puramente terreno ̶ por muy intensa que resulte dicha práctica ̶ , acabaría recibiendo la misma condena que encontramos en las palabras de Jesús: la carne en nada
Resulta triste comprobar que muchos cristianos ̶ por otra parte comprometidos en su dedicación a Dios ̶ , no logran la felicidad del encuentro de intimidad con Él. ¿La causa? En muchos casos porque atienden casi en exclusiva los reclamos del sentido puramente natural, sin supeditarlos a los modos divinos de razonar, decidir, recordar, proyectar… Su valoración del actuar del Espíritu Santo es secundaria, y no se guían sino por la razón y el buen sentido. Y no es que eso esté mal, sino que resulta insuficiente para alcanzar la intimidad a la que estamos llamados.
Conducirnos tan solo por planteamientos de prudencia humana no lleva a las sublimes vías de la mística. No todos los que se determinan a seguir a Cristo con plenitud de entrega logran entrar por caminos de vida interior profunda. Es más, su número suele ser muy reducido. Lo habitual es que, incluso los buenos y virtuosos, no alcancen esas cotas.
Pero conformarse con la mediocridad no es remedio. Seríamos almas retardadas, según la expresión de Garrigou-Lagrange. Los psicólogos dirán que hay niños que no atraviesan con normalidad el punto de inflexión de su adolescencia y entonces, aunque por la edad ya no son niños, tampoco llegan al desarrollo de la siguiente etapa. Continúa su crecimiento biológico pero no el psicológico, y resultan entonces una suerte de enanos perpetuos.
Jesús era movido en todo por el Espíritu divino, y pudo decir que hacía siempre lo que era más grato a su Padre. Por eso, el camino para llegar pronto a muy alta vida de oración es atender a los modos sobrenaturales:
Algunos tienen hermosas prácticas exteriores y hacen gran número de actos externos de virtud, atendiendo del todo a la acción material. Bueno es esto para los principiantes. Pero es mucho más perfecto seguir el atractivo interior del Espíritu Santo y dejarse llevar por sus impulsos.
Ricardo Sada; Consejos para la oración mental
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