Lectura Espiritual
La Imitación da otra pista para verificar si la escucha es la precisa, la justa. Se trata del consuelo: “Cuando Jesús no habla de dentro, muy vil es la consolación; más si Jesús habla una sola palabra, gran consolación se siente”.
Antes, el autor había garantizado otro modo de distinguir la voz de Dios: la dulzura, la paz, la familiaridad: “Dios visita a menudo al hombre interior; le hace oír su palabra llena de dulzura; le concede los más agradables consuelos, paz abundante, singular familiaridad. Guárdate, pues, lugar, cerrando la puerta de tu alma a todo lo demás”.
Debemos confiar que una actitud permanente y abierta nos irá dando la capacidad de escuchar y de interpretar adecuadamente aquello.
Santa Teresa dice que estando cerca de Jesús entenderemos lo que nos dice por el meneo de los labios.
Es el ejercicio prolongado de familiaridad con Él, y acabará sucediéndonos lo de los niños, que a fuerza de oír hablar a sus padres y de balbucir vocablos con ellos, aprenden a hablar, y a hacerlo como ellos.
Nosotros, a fuerza de estar y estar con el Señor, a fuerza de rumiar sus palabras, sus acciones, sus sentimientos, acabaremos hablando, actuando y pensando como Él.
Ricardo Sada; Consejos para la oración mental
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