A las 9 de la mañana, concentrados en la plaza de Mn. Ramon Muntanyola, Mn. Santi les daba los buenos días y les animaba a participar con alegría e ilusión, un año más, de la experiencia de compartir y convivir una jornada con monaguillos y jóvenes de otras parroquias.
Una hora más tarda arrancaba en la plaza del pueblo de Vilanova d’Escornalbou, una jornada que además de calurosa, prometía divertida, alegre y sobre todo fructífera. El saludo de bienvenida por parte de Mn. Josep Mateu, secretario diocesano de vocaciones, la acogida por parte del Sr. Alcalde y agradecimiento por haber elegido dicha población para el encuentro, i finalmente Mns. Jaume Pujol, nuestro arzobispo, que les felicitaba y agradecía un año más su participación, indicándoles que el lugar era muy adecuado dado el lema de la jornada «Aneu y anuncieu», ya que en esta población los padres franciscanos se preparaban antes de partir a las misiones.
Seguidamente divididos en grupo de 10 participantes, con lo que este año también pudieron compartir las actividades con tres niños de Tarragona y otro del Pla de Santa María, se inició una gincama en diversos puntos del pueblo, consistente en cinco pruebas las cuales les enseñarían a conocer y profundizar en los elementos de la llamada: la comunidad, la Palabra de Dios, el Espíritu Santo, la vocación-llamada y la misión. Como final de la misma la celebración de la Eucaristía, en la parroquia de San Joan Baptista de Vilanova, dónde dos jóvenes hicieron entrada del mural que a lo largo de la gincama se iba completando, con la frase «AQUI EM TENS SENYOR!!!!”, y que delante del altar presidió la celebración eucarística.
Con esa frase, el Sr. Arzobispo les animó a todos a ser verdaderos testimonios, pues como siempre les dice, son muy importantes y no solo a nivel de dar relieve a las celebraciones de la Eucaristías y acompañando a los mosenes, sino por la importante misión que tienen el ser testimonios de Jesús, allí donde estén.
También hubo su tiempo para un buen chapuzón en la piscina, y una vez bien frescos reponer fuerzas con la comida. Sin salir del salón de actos que se habilitó para la comida y después de ella un trabajo manual muy interesante y creativo, convirtiendo una camiseta con unas simple tijeras en un zurrón, para entender que con poca cosa y sencilla, partían los misioneros a la evangelización y a dar testimonio de Jesús.
Finalmente todos juntos en la plaza del pueblo, formando una gran rueda entrelazados unos con otros, el canto de despedida, ponía la nota final al encuentro.
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