El domingo 12 de noviembre, en la Missa Mayor de las 12h, recibían el sacramento de la Confirmación los jóvenes Sofía Barbany, David Carbonell, Oscar Carbonell, Maria Clara Chaves, Beatriz Josefina Ciobanu, Carlos Eudardo Ferreira, Esther Guzmán, Beatriz Mallor, Ronald-Ivan Menéndez, Pablo Portero, Ramón Sagarra y María Zebrowski y la señora Margarita García.
La solemne celebración fue presidida por Monseñor Jaume Pujol Balcells Arzobispo de Tarragona, i concelebrada por nuestro párroco Mn. Santi Soro, el Sr. Arzobispo fue asistido en la ceremonia por el diácono Mn. Josep Manuel González.
La ceremonia se inició con la entrada en procesión, primeramente de un grupo de niños y niñas que cada domingo participan activamente como monaguillos en la Eucaristía, les seguían el grupo de confirmandos, el Sr. Arzobispo junto con Mn. Santi y el diácono Mn. Josep Manuel.
En su homilía el Sr. Arzobispo, les animó tal como decía el evangelio, a ser cristianos preparados y con las luces siempre a punto, no dejarse llevar por la desgana, la pereza, estar siempre vigilantes para que la fuerza del Espíritu Santo acreciente más en sus corazones las ganas de servir y ser verdaderos y auténticos cristianos, que sean jóvenes alegres y comprometidos dando testimonio de la gracia de ser hijos de Dios.
Al final de la celebración el Sr. Arzobispo impartió la bendición a toda la comunidad parroquial, felicitó a los confirmandos, padres, padrinos, familiares y asistentes en general. Seguidamente Mn. Santi, manifestó su agradecimiento al Sr. Arzobispo por haber presidido la celebración, felicitó a todos los presentes por ese clima vivido de recogimiento, emotivo y de participación, de manera especial a los confirmados, animándoles a que este día tuviera continuidad en sus vidas y en la comunidad parroquial.
Seguidamente la foto de grupo y la entrega del recordatorio con el lema. «Queremos dejar tu ESPIRITU en el corazón de las personas que nos encontremos en nuestra vida» y una pequeña cruz de madera, símbolo de su compromiso como cristianos.
A continuación, todos los asistentes fueron invitados a los locales parroquiales para degustar un abundante piscolabis, que los padres habían preparado con ilusión para celebrar como una gran familia uno de los acontecimientos más importantes de sus hijos e hijas.