Decía el Santo Padre que «la Misericordia de Dios se reconoce a través de nuestras obras, como lo testimoniaba la vida de la beata madre Teresa de Calcuta». Y que «ante la tragedia de decenas de miles de refugiados que huyen de la muerte por la guerra y el hambre, el Evangelio nos llama, nos pide que seamos el prójimo de los más pequeños y abandonados; que les damos una esperanza concreta y no digamos sólo «ánimo, paciencia»!»
De acuerdo con esta llamada del Papa, el Sr. Arzobispo, Mons. Jaume Pujol, a través de una carta, se ha dirigido a todos los rectores de las parroquias y a las comunidades religiosas de la archidiócesis para que valoren si pueden acoger en algún piso una familia de refugiados. Estas personas vendrán a través de las Administraciones y previamente se concretarán muy bien los términos de su estancia.
Este asunto se gestionará también con Cáritas que dispone de un Servicio de Migración, y desde hace cincuenta años está trabajando incansablemente en la archidiócesis a favor de los más necesidades. Con este servicio la Iglesia diocesana da continuidad a la tarea cotidiana de prestar ayuda y esperanza a tantas personas que lo requieren.
El Sr. Arzobispo agradece de corazón todo el esfuerzo que se pueda hacer, y pide la oración de todos «para que podamos ayudar a nuestros hermanos que están en situaciones muy precarias.»