Cuenta conmigo, Señor!
Porque me lo pides, Señor, porque me lo pides te digo que puedes contar conmigo.
En medio del mar agitado de la vida, Tú me envías a los hermanos para que sea testigo del Evangelio, para que sea para ellos y entre ellos ese “pan partido” con que Tú quisiste que te hiciéramos presente.
Hazme testigo de tu vida entregada; mi corazón, llénalo de tu amor, mis ojos, llénalos de tu ternura, mis oídos de tu atención, mis pies, de tu diligencia, mis manos de tu entrega.
María, madre nuestra, testigo de la Buena Noticia, ruega por nosotros.