Una mirada artística a l’Evangeli del Diumenge, un gentilesa de l’Amadeu Bonet, artista.
Lectura Espiritual
LA AMISTAT DE LÁZARO
Todo muerte y resucita otra vez
Lázaro duerme, voy a despertarle: la amistad es más fuerte que la muerte. Quien ha amado, nunca se marcha del todo: en este mundo queda su amor, y ese amor posibilita más vida y más amor.
La amistad entre Jesús y Lázaro es el paradigma de toda amistad: el amigo saca al amigo del hoyo y le devuelve la vitalidad perdida. Eso es un amigo: alguien que llora cuando caes al agujero, alguien que te ayuda a salir de él y a restablecerte para volver a vivir.
Todo cuanto sucede -bueno, malo o neutro- prueba la fortaleza o debilidad de una amistad (sobre todo la muerte, la gran prueba). Un amigo verdadero ve toda prueba que sufre su amigo no como una amenaza, sino como una ocasión para fortalecer su amistad: Esta enfermedad no es de muerte, sino para la gloria de Dios. Todo lo que sucede en una amistad de verdad es para Su gloria. En una relación entre amigos sólo hay incondicionalidad: uno está para el otro pase lo que pase.
El amigo muerto somos nosotros. También somos em amigo vivo que acude al rescate. Sólo el amigo puede salvarnos, nada ni nadie más: sólo aquel que es incondicional, con independencia de cualquier circunstancia.
Ni decir tiene que casi nadie cree en la amistad: este que abrió los ojos del ciego, ¿no podría haber hecho que éste no muriera? ¿para qué va al sepulcro? ¿Para llorar? Nadie cree en el poder transformador del amor, sólo en las lágrimas por la pérdida. Si no crees que el muerto que hay en ti no está totalmente muerto, nada hay que se pueda hacer.
Lo primero que hay que hacer es llorar, por supuesto, dado que el cuerpo debe expresar lo que el alma tiene dentro. Debe sacarlo fuera para liberarse y poder dar paso a lo siguiente.
Lo siguiente que hay que hacer es ir al sepulcro, quitar la losa, ver el cadáver y sufrir su hedor. Todo esto es importante. Hay que pasar por ahí. Quisiéramos evitarlo, pero toda amistad debe curtirse. Es así, resistiendo los embates, como se construye una amistad. La amistad contigo mismo es el gran desafío. Sin obstáculos, no hay amistad, solo bienestar. Y solo la amistad nos hace estar bien de verdad, puesto que el corazón humano ha sido hecho para ella.
Es importante alzar los ojos al Cielo para agradecer lo que vas a pedir antes de pedirlo, pues sabes que se te va a conceder. Agradeces el don, por supuesto, pero, sobre todo, agradeces el poder pedirlo. Agradeces ser un indigente que pide ayuda, puesto que solo quienes piden ayuda pueden experimentar qué es verdaderamente recibir. No pediríamos nada si no supiéramos que todo nos es dado. El don que pide es sólo una muestra de cómo todo es un don. La resurrección de Lázaro, por ejemplo, no es la mera reanimación de un cadáver, sino un signo de que todo sin excepción está siempre resucitando.
La petición más inteligente no es por un bien en particular sino para que el mundo vea y crea. Pides por la iluminación de todos, ésa es la única petición sensata. Luego gritas: ¡Amigo, ven! Deja ya la oscuridad, sal a luz, retorna a donde perteneces, deja tus vendas y sudario, camina, camina… La llamada del amigo: todo el evangelio se resume en estas palabras. Dentro de ti hay un amigo que te llama.
Pablo d’Ors, Biografía de la luz
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