“Cuando una persona no llega a fin de mes, no puede esperar a mañana”. Y llenar el carro de comida es una prioridad. Inmediatez y urgencia se unen estos días en los servicios de distribución solidaria de alimentos, los DISA, de las parroquias. Dependen de Cáritas y funcionan gracias a la colaboración desinteresada de cientos de voluntarios.
Es el caso de Tamara Frunze, del centro DISA de Cáritas parroquial de Santa María del Mar de Salou. Hace diez años que col abora como voluntaria. Desde entonces, el tiempo que dedica es una manera de darles “gracias y de todo corazón” por la ayuda que recibió en un momento de dificultad. “Yo también pasaba un mal momento en la vida, con su ayuda he podido salir adelante”, explica.
Desde que pudo, se ha ofrecido “para lo que hiciera falta”. Ahora, como voluntaria organiza los lotes de alimentos y atiende a las familias que les llegan. Es consciente de lo que significa una urgencia social: “Si una familia se acerca y pide comida a Cáritas, sabemos que la necesita ya, en ese momento”. En esta entidad también colabora como traductora de ruso. Orienta a familias refugiadas que llegan de Ucrania, tanto para arreglar los papeles como para conseguir alojamiento…
Leer el resto del artículo en el lugar dónnde se ha publicado, CatalunyaReligio.cat el jueves 4 de junio de 2020.