Una mirada artística a l’Evangeli del Diumenge, un gentilesa de l’Amadeu Bonet, artista.
Lectura Espiritual
PADECER EL RECHAZO
En el modo de sufrir se reconoce el verdadero discípulo
Mirad, YO OS ENVÍO COMO OVEJAS ENTRE LOBOS; sed cautos como serpientes y cándidos como palomas ¡Cuidado con la gente! Porque os entregarán a los tribunales y os azotarán en sus sinagogas. Os harán comparecer ante gobernadores y reyes por mi causa, para dar testimonio ante ellos y los paganos (Mt 10,16-20).
Tenemos la convicción de que es el hombre el protagonista de la historia, no Dios, que queda como un ser legendario, necesario sólo para quienes todavía no han entrado del todo en la mentalidad tecnológica. Espiritualidad sí, se escucha a menudo, pero no religión. Porque las religiones tienen todas ellas pretensión de verdad (y, por tanto, de configuración de lo público), mientras que las llamadas tradiciones de sabiduría sólo son, al fin y al cabo, usos y costumbres de los pueblos, y eso, como es lógico, debe ser respetado como patrimonio cultural.
Hablar de buscar primero el Reino de Dios, confiando en que lo demás vaya a venir por añadidura (Mt 6,33), suena, evidentemente, a música celestial. La lógica mundana propone el orden de prioridades contrario: preocupémonos primero por planificar el futuro ̶se dice ̶, de modo que todas las necesidades humanas estén bien cubiertas, y ya veremos luego qué le podemos dejar a Dios, si es que nos queda algo.
Nadie puede negar las inmensas ventajas que han comportado los innumerables avances técnicos de estas últimas décadas. Pero son pocos los que han subrayado que toda esa facilidad y comodidad no siempre hacen bien al alma humana. Las contrapartida son claras: búsqueda del bienestar como bien absoluto (en detrimento del bien-ser); atrofia del pensamiento y de la voluntad; rechazo de la gradualidad de los procesos, habida cuenta de la inmediatez de la satisfacción…
Si otorgamos a Dios el puesto de honor en nuestra vida, todas las lógicas preocupaciones por lo cotidiano se van relativizando. Todo va encontrando poco a poco su solución cuando uno se pone de verdad en las manos de Dios. El mejor consejo espiritual que puede darse es: tú preocúpate por Dios y Él se preocupará por ti. Si de verdad nos ocupamos de Dios, nos va a devolver al mundo y a la vida cotidiana desde la perspectiva justa. La puerta estrecha que conduce a la vida, y de la que habla el evangelio es precisamente la del riesgo, el coraje y la determinación; no la de la comodidad. Entrar por esa puerta estrecha ̶exigente, minoritaria… ̶ no es un plato de buen gusto. Pero es imposible vivir del Espíritu dejándose llevar por la corriente. Esta oposición al mundo y esta resistencia ante lo predominante forma parte de toda vocación espiritual y de la cristiana en particular. Jesús no fue un signo de contradicción sólo en su época, también lo es en la nuestra. Por tanto, es propio del seguidor de Jesús de contestar la ideología dominante, protegerse frente a la fascinación de lo temporal y separarse de los dogmas de cada época. No puede sorprender que la permanente confrontación con el mundo termine por suscitar rechazo y hasta persecución, hoy con formas mucho más sutiles, ridiculizando, acusando de retrógrados, fanáticos, patriarcales, infantiles… habría mucho que hablar de la intolerancia de los tolerantes.
La cuestión de fondo es que, para ser justa, esta batalla de los seguidores de Jesús en la vida pública debe ser desigual. Porque un cristiano nunca debería responder con la ironía, el menosprecio o la indiferencia; sino siempre con amor, interesándose por el otro, poniendo la otra mejilla, tendiendo puentes, subrayando más lo que une que lo que diferencia; sufriendo en silencio las injusticias y mostrando el poder de la no violencia.
La última condición del discipulado, la del martirio ̶cruento o incruento ̶ es la más difícil. Que el pago por el sacrificio sea la ignominia, que nuestra imagen salga mal parada y que seamos por ello motivo de burla y conmiseración, eso ya nos parece demasiado. Pero, sólo en la cruz de Jesucristo pueden gloriarse sus seguidores. Los discípulos de Jesús fueron enviados al mundo como ovejas entre lobos. Si en el mundo se maltrata por el afán de tener o de poder, donde prima la ley del más fuerte, ¿qué será de nosotros? En la sencillez de la paloma y del cordero está la respuesta, pero también en la sagacidad de la serpiente: la cautela, la inteligencia, la oportunidad… Saber salir a la palestra cuando conviene pero mantenerse en la guarida si no ha llegado el momento. Ahora bien, por astutos que podamos ser, lo más probable es que antes o después descubrirán que tenemos piel de oveja y corazón de paloma y, por ello, nos lo harán pasar mal. Porque ¿sobre quién vengar la herida que hace el mundo sino sobre los más vulnerables.
Pablo d’Ors, Biografía de la luz
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