XXXI Domingo tiempo ordinario / B / 2021

Leer la Palabra de Dios

Leer la Hoja Dominical

 

Lectura espiritual

LA FELICIDAD (8). Etapas del camino espiritual

Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos.

A primera vista resulta extraño que quien está lleno de paz sea perseguido por la justicia. Pero la causa de Dios siempre agoniza en este mundo, que devora todo lo que siente como amenaza a su mundanidad. Así ha sucedido con buena parte de los justos que han vivido y luchado sobre la tierra: fueron condenados y ejecutados como el propio Jesús.

Las personas luminosas y pacíficas son toleradas sólo cuando no hacen ruido. Los santos están siempre de hecho al borde del martirio. No hay iluminado que no haya sido criticado o puesto en ridículo. La mayoría de ellos fue calumniada y vejada: la paz con que soportaron esas mofas, calumnias y vejaciones es el mejor signo, precisamente, de su santidad.

Toda la sociedad suele ensalzar con el tiempo lo que antes, a veces escandalosamente poco antes, ha denostado. Por eso, mantenerse fieles a la propia visión, por encima de las conveniencias y de las modas, es la mejor prueba de la dignidad personal. Esa dignidad a prueba de bomba es ya un germen o anticipo del Reino. El santo se mantiene en su camino, haciendo oídos sordos tanto a las críticas como a los halagos. Sabe que los insultos le fortalecerán y que las mentiras se desvanecerán. Sabe que su buen nombre o prestigio no tienen la menor importancia. Los golpes que recibe le curten, esto es, le alejan de lo efímero y le aproximan a lo esencial. Nadie puede detenerle, puesto que posee una fuerza que desconoce el mundo. Tiene su punto de mira en la diana hacia la que se encamina; todo lo demás, para él, es nada.

(Inspirado en el libro: Biografía de la luz, de Pablo d’Ors)